This week in Confirmation Class for those preparing to receive Confirmation in 2019 and 2020, we covered the topic of the Last Things. To watch the same videos your students watched, please click here. To watch the full version of the student videos in English, click here.
What happens after we die? That’s a question we all wonder about at some point. Death, and what happens afterward, is the last great mystery of life. While we all have questions, as Christians we have some answers as well, because Jesus has gone before us and through His Resurrection has given us insight into what awaits us after the moment of our death. In this session we are going to explore what the Church calls the Four Last Things: death, judgment, heaven, and hell.
People have been asking the question about what happens when we die since the dawn of time. We have archaeological evidence that the earliest humans buried their dead with items indicating a hope for an afterlife. In modern times, a Google search for “life after death” comes up with nearly two BILLION results! Books that discuss “near death” experiences proliferate on Amazon.com. With a mixture of curiosity, fear, and hope, all of us long to know what happens after death.
Of course, no human knows the exact details of what happens when the curtain of life on this earth draws shut, but as Christians we have One who has gone before us in the person of Jesus, whose death and resurrection shed light on what awaits us.
The students discussed that the Church has long taught that prayerful consideration of the Four Last Things—death, judgment, heaven, and hell—are an essential part of our growth and maturation as Christians. They also discussed that unless we take these things seriously, our life here on earth will lack meaning and focus, and that it is only when we consider the decisions we make in the light of eternity that our entire lives begin to make sense and our relationship with God can come to full maturity.
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Esta semana en la clase de Confirmación para aquellos que se preparan para recibir la Confirmación en 2019 y 2020, cubrimos la tema de las Últimas Cosas. Para ver los mismos videos que vieron sus estudiantes (en Inglés), haga clic aquí. Para ver la versión completa de los videos de los estudiantes en Español, haga clic aquí.
¿Qué sucede después de que morimos? Es una pregunta que todos nos hacemos en algún momento. La muerte, y lo que pasa después, es el último gran misterio de la vida. Mientras que todos tenemos preguntas, como cristianos tenemos también algunas respuestas, porque Jesús ha ido antes que nosotros y por medio de Su resurrección nos ha dado una pista de lo que nos espera en el momento de nuestra muerte. En esta sesión vamos a explorar lo que la Iglesia llama Las Cuatro Últimas Cosas: la muerte, el juicio, el cielo y el infierno.
Nos hemos preguntado esto desde los inicios del tiempo. Tenemos pruebas arqueológicas de que los primeros seres humanos enterraban a sus muertos con objetos que indicaban una esperanza para una vida futura. En los tiempos modernos, una búsqueda en Google de “la vida después de la muerte” muestra casi ¡dos BILLONES de resultados! Los libros que tratan sobre experiencias “cercanas a la muerte” proliferan en Amazon.com. Con una mezcla de curiosidad, temor y esperanza, todos nosotros queremos saber lo que sucede después de la muerte.
Por supuesto, ningún humano sabe los detalles exactos de lo que sucede cuando la cortina de la vida en esta tierra se cierra, pero como cristianos tenemos al que nos ha precedido en la Persona de Jesús, cuya muerte y resurrección nos muestra una luz de lo que nos espera.
Los estudiantes hablaron de que la Iglesia siempre ha enseñado que la consideración piadosa de las cuatro Últimas Cosas -la Muerte, el Juicio, el Cielo y el Infierno- es una parte esencial de nuestro crecimiento y madurez como cristianos. También hablaron de que a menos de que tomemos estas cosas en serio, nuestra vida aquí en la tierra carecerá de significado y enfoque, y que es sólo cuando consideramos las decisiones que tomamos a la luz de la eternidad que toda nuestra vida comienza a tener sentido y nuestra relación con Dios puede llegar a su madurez plena.