La Iglesia es la familia sobrenatural de Dios; la comunión de todos los creyentes unidos en Él.
La Iglesia es a la vez humana y divina, terrenal y celestial.
Dios ha usado a seres humanos, rituales e instituciones para reunir a Su pueblo y llevar a cabo Su plan de salvación.
El pueblo de Dios está unido en Su Iglesia a través de los lazos del amor Cristiano, así como tres vínculos visibles de la comunidad: el vínculo de la sucesión apostólica a través de los obispos que mantienen la armonía fraterna de la familia de Dios; el vínculo de una celebración común del culto sobre todo en los Sacramentos; y, por último, el vínculo de profesar una sola fe recibida de los apóstoles.
Hay cuatro características principales de la Iglesia, conocidas como las marcas de la Iglesia.
La Iglesia es
una, porque eso es lo que quería Jesús. Él oró para que todos fuéramos uno así como Él es uno con el Padre.
La Iglesia es
santa en el sentido de que está unida con Cristo, santificada por Él, y provista con la plentidus de los medios de salvación.
La Iglesia es
católica, que significa "universal" en el sentido de Cristo está presente en ella en todo el mundo, y porque la Iglesia ha sido enviada por Cristo para llevar a toda la humanidad en comunión con Él.
La Iglesia es
apostólica, porque está fundada sobre los apóstoles y transmite fielmente las enseñanzas de los apóstoles. La Iglesia sigue guiándose por los sucesores de los apóstoles, los obispos.